domingo, 31 de agosto de 2014

Un caso de Teriomorfismo en el sur de Chile (Sergio Fritz)



                                       A mi abuela Marina, ejemplo de lo mejor de la mujer chilena.


I.- UN RELATO DEL SUR CHILENO

Lo que relataré a continuación me fue narrado por alguien que siempre he admirado: mi abuela materna, Marina Thompson Molina.  Fue una mujer de un coraje y un deseo de aprender increíbles. La verdad es que pocas veces he conocido a alguien  como ella.


Vivió inicialmente en el sur, en lugares como Concepción, Hualqui  y Coronel, para luego venir a la capital.  Coronel, a inicios del siglo XX era un pequeño pueblo sumamente pobre y dedicado casi en exclusivo a actividades como el carbón y la pesca. No era raro que hubiera muertes de hombres al interior de las minas, ya sea por el gas grisú o accidentes por explosiones. Los pocos niños que iban al colegio lo hacían en su mayoría descalzos, las mujeres trabajaban en casa intentando maximizar la precaria economía, y los hombres mayores laboraban al menos doce horas diarias en condiciones precarias y de inseguridad. En ese ambiente de descontento social no era raro que el comunismo y de la mano el ateísmo dominaran. Mi abuela era sumamente católica y fue la que llevó la “Acción Católica” a ese pueblo, en medio de amenazas de los dirigentes de los trabajadores  y miradas de sospecha de parte de los demás. Había que ser muy valiente para movilizar a las mujeres en un tiempo de machismo, y para enfrentar a las huestes de comunistas que detestaban todo lo que “oliera a curas”. Pero la voluntad de mi abuela era gigantesca y de a poco empezó a “cristianizar” a la gente. Tímidas primeras algunas mujeres se le acercaron, luego se logró traer  a algún sacerdote para que hiciera misa los domingos, y con el tiempo varios hombres se sumaron a las actividades de la “Acción Católica”. Con el paso de los años mi abuela se fue decepcionando de algunas ideas del cristianismo católico y se interesó por el Hinduismo y por temas como la Ufología, aunque siempre amando a Jesús y respetando a la Virgen.  El tema del dogmatismo y el “estrechismo mental y cultural” de varios sacerdotes eran cosas que le desagradaban. En toda actividad que realizaba daba lo mejor de ella y destacaba en los grupos por su fuerte carácter. Por ella corría sangre de pueblos duros: escocés (Thompson) y español (Molina). En tiempos que pocas damas se atrevían se separó de su marido para sacar adelante a sus tres hijas, trabajando toda la noche “costureando”.

Por eso no dudo en lo que me contó  y que ella haya tenido esa fuerza interior para enfrentar una fuerza sobrenatural.

La historia comienza cuando ella estaba en su casa (de Coronel o Hualqui, no recuerdo bien el lugar, pues esto lo narró cuando yo debía tener unos 8 a 10 años).  Estaba sola en la cocina. Sin saber  el  porqué se puso a observar una pequeña grieta en el muro, la que de improviso empezó  a crecer. Lo que era pequeño, como una moneda de peso se agrandó para formar un radio no inferior al tamaño de la cabeza de un adulto.  Desconcertada observaba ese extraño fenómeno de crecimiento cuando de ese orificio empieza a asomarse un ¡perro negro!…  Este irá adquiriendo proporciones enormes y, sin preámbulo,  se lanza hacia mi abuela. Al lado de ella había un cuchillo carnicero, que toma rápidamente y dirige hacia la bestia que se lanzó sobre ella. En su acción de defensa, mi abuela atacó la parte izquierda de la cabeza del animal, hiriéndolo gravemente, lo que provocó que este huyera por el mismo lugar de donde provino…

Y la grieta que había devenido en algún momento en una entrada notable, volvió a su estado original, de mera fractura.

A los pocos días mi abuela estaba en una feria libre, comprando cosas para preparar la comida. Al ver a un hierbatero, se acercó a su puesto, porque pensó que podría hallar algo para su malestar de migrañas. Al hablarle el hombre se sobresaltó… Mi abuela extrañada por su actitud lo miró fijamente, lo que incomodaba al hierbatero. Entonces se dio cuenta que se tapaba el costado izquierdo de su cabeza. Mi abuela, sin más, le ordenó que se mostrara, lo que el hombre no quiso hacer. Pero, como mi abuela no tenía miedo de nada ni nadie (salvo a Dios), le tomó la mano que cubría su cabeza... y pudo ver algo increíble: ¡que tenía un gran corte en su oreja, provocado sin duda por una herramienta o arma muy afilada!

Cuando le pregunté cómo se explicaba lo anterior, me dijo que ese hombre era un brujo. Y los brujos poseen “el don” de transformarse en animales a voluntad. También me enseñó que no es raro que estos trabajaran en labores independientes y cercanas al conocimiento de la naturaleza, como precisamente la de hierbatero.

II.- SINCRONISMO

Este sábado 30 de agosto de 2014 estaba recordando este relato. Y pensé que sería interesante plasmarlo en un breve escrito. En la tarde, aproveché de empezar la lectura de un libro que compré por internet y que me había llegado solo el día anterior. ¡Grande será mi sorpresa al leer el primer cuento de dicho libro, pues mencionaba también un caso que en parte se vincula con lo vivido por mi abuela!

El libro se llama “Jumbee y otros relatos de terror y vudú” (editado en España por mi querida Valdemar, el año 2001) y es de un corresponsal del escritor H.P.Lovecraft. Había leído algunas referencias sobre esta obra  que hicieron que me interesase especialmente y hacía casi dos meses que compré un libro en inglés que incluye sino todos, muchos de sus relatos: “Voodoo Tales. The Ghost Stories of Henry S. White” editado  por Wordsworth Editions. Pero, al saber que el libro estaba en español, no dudé en buscar por internet un sitio web donde pudiera obtenerse, cosa que realicé victoriosamente unas semanas después.

El autor es el sacerdote Henry S. Whitehead quien pudo conocer la cultura, religión y costumbres de las Islas Vírgenes. En este tema es considerado un erudito y en sus relatos plasmó tal saber de forma de escritura de horror. Mientras Lovecraft dudaba de lo preternatural, Whitehead no solo lo creía sino que… lo había vivido.






El relato al cual me refiero es el que da origen al nombre del  libro de la edición española (“Jumbee”) y en una parte menciona algo que captó inevitablemente mi atención.

“Había desaparecido por completo…y, señor Lee, un pequeño perro blanco más o menos del tamaño de un caniche francés, subía los escalones a saltos directamente hacia mí. Con cada salto que daba, un escalón a cada salto, el perro aumentaba de tamaño. Parecía hincharse frente a mis ojos.

“En aquel momento estaba, ciertamente, asustado; completamente aterrorizado. Sabía que sólo con que el “el animal” me tocase, podía darme por muerto. La vieja era un “sheen” (chien, por supuesto). Ya habrá oído usted hablar de la licantropía, por supuesto: la metamorfosis de hombre a lobo. Bueno, pues ésta era una de sus variedades. No sé cómo debería llamarse. “Canicantropía”, quizás. No lo sé, pero desde luego se trataba de algo… algo relacionado, como un primo lejano de la licantropía, y en una escala inferior, señor Lee. ¡La vieja era una Mujer-Perro!” (“Jumbee y otros relatos de terror y vudú”, Op. Cit, p.15).

Jung habla de un fenómeno al cual llamaba Sincronicidad. Esto que acababa de ocurrirme cabía perfectamente en tal definición…

III.- OTRAS REFERENCIAS AL TERIOMORFISMO

Con el paso del tiempo he ido comprendiendo que lo ocurrido a mi abuela es algo bastante “frecuente” en el campo chileno y argentino. Y que incluso se conoce en otros lugares del mundo.  Este fenómeno de transformarse un hombre en bestia es llamado Teriomorfismo. La Licantropía (hombres que devienen lobos) es una especie de Teriomorfismo.

Chamanes, brujos y magos pueden hacerlo a voluntad.

Respecto a los brujos, el investigador Felix Coluccio  dice: “No siempre adoptan la forma humana, pues uno de sus poderes mágicos es el de transformarse en lo quieren; generalmente es un perro o gallina negra, el cuervo  o la lechuza…” (“Diccionario de creencias y supersticiones. Argentinas y americanas. Tercera edición, Ediciones Culturales Argentinas,  Buenos Aires, 1990, p.59).

En ciertas zonas de México a los brujos que  se transforman en perro, se los llama “Uay pek” (perro-brujo).  En Centroamérica está la creencia en el “Nahual” y también en el “Cadejo” (un hombre que se transforma en un perro).

En Argentina se cree que el séptimo hijo si es varón será “Lobizón” (hombre lobo). Como dato anecdótico, digamos que esta superstición ocasionaba la muerte de alguno de éstos pues los vecinos temían que ese niño al crecer se transformase en lobo y  los agrediera,  por lo que desde inicios del siglo XX el Presidente argentino apadrina a este niño, como una forma de protegerlo. El Presidente Perón a través del Decreto 848 le dio fuerza legal a esta costumbre, estableciendo el otorgamiento de becas a favor de los séptimos varones.

Una situación especial es la de los Chonchones o Tue-Tue, creencia chilena que define a unos brujos que salen a volar transformados en ave, pero conservando el rostro humano.  No deja de ser curioso que ciertas representaciones del famoso Drácula sean idénticas. Se debe no confundir a los Chonchones con el Pihuchén, pues mientras el primero es un brujo transformado en animal, el segundo es un ave-vampiro. El grito de este brujo-ave es “tue-tue” y anuncia una futura desgracia para el oyente.

Otro caso que podemos recoger del folklore chileno sobre humanos que se transforman en animales es el de la Calchona: horrible bruja con forma de oveja que, sin embargo, conserva el rostro de mujer.



IV.- CONCLUSIÓN

Los Magos tienen facultades que les permiten la modificación de la realidad, a través de ciertos procesos y herramientas que el vulgo desconoce y que son entregados generalmente de maestro a discípulo o en algunos casos por sus propios estudios y prácticas. Por ello,  les sería posible la transformación en animales u objetos.

Debido a lo esotérico de las enseñanzas de los brujos, los profanos no  saben exactamente qué medios emplearían para lograr semejantes hazañas.   Como en el caso de las brujas que volaban para asistir a los aquelarres, no hay duda que se utilizaría ciertas plantas y hierbas, además de palabras mágicas o de talismanes.


Pero, si no hay fe ni voluntad ni siquiera el talismán más poderoso serviría. Que esto lo tengan presente los amantes de lo Arcano.

jueves, 17 de julio de 2014

ENCUENTRO MAGICO CON EL QUE RIGE LOS SECRETOS DEL GRAN ABISMO


 
Ocurrió cuando tenía entre 19 y 20 años. Vivía con mis padres en un departamento en la comuna de Ñuñoa. Mi dormitorio era pequeño y tenía una ventana que daba a un colegio, en el cual había estudiado de 4° a 6° básico. Existía una pequeña biblioteca dispuesta sobre unas maderas colgadas en una pared y un armario, donde se guardaba no solo la ropa sino carpetas y libros.
En el cielo de la pieza existía una lámpara de un material como papiro y con un dibujo de un ojo que había sido regalada a mi padre por un lama tibetano de nombre Khempo Dorgzon Rimpoché, si mal no recuerdo el primer lama que visitó Chile, y con el cual nuestra familia tenía mucha cercanía, pues mi padre es budista y fue de los organizadores en traerlo. Cuando fue al departamento el lama hizo una especie de “bendición” y regaló esa lámpara.
Era de noche y mi amigo BS, al cual ya me he referido en este sitio (aquel que me llevó donde Eduardo Otarola, mi primer maestro en Magia) efectuaba una visita, para contarme sobre sus estudios en el instituto. En algún momento cambió el tema y me dijo que  había aprendido una técnica para comprender que todas las cosas tenían vida. Consistía en mirar la pared y “nublar” la vista. Luego de un rato uno empezaba a darse cuenta que la pared vibraba. Y realicé la enseñanza para obtener muy  pronto resultado. Luego de eso, ALGO pasó pues sentí una presencia invisible en la pieza. Esta se hallaba cerrada y mis padres dormían. Por alguna rara idea, pensé que esa presencia podía localizarse en el ángulo superior oriental del armario, ya que allí vi una extraña luminosidad.
Lo que sucedió después fue sorprendente y hasta el día de hoy me estremezco al recordarlo.
BS y yo al mismo tiempo dijimos lo mismo: “¿sientes?”. Y yo para no generar una especie de paranoia  o sugestión le señalo a mi amigo que dicha presencia no era mala…
Mi ex compañero de clases del colegio y del liceo me dice que se pondrá “en trance” para saber quien o quienes estaban en la habitación.
Yo sorprendido observo como BS se coloca en una postura semejante al medio loto y cierra los ojos.  Miro al armario y la luz toma más nitidez. Empiezo a sentir miedo.
Luego abre los ojos mi amigo y me pregunta donde queda el sureste de la habitación. Le respondo que en el armario  y me dice que es allí, en ese lugar que en terminología esotérica se llama Portal, de donde emanan los seres que vio. Me indica que un Portal es la entrada y salida a otras dimensiones  y que casi todas las casas o departamentos tienen, y que no es raro que sea el armario. Me cuenta que observó seres “blancos y grises”, a lo que le replico que si bien me imagino que los primeros son buenos, nunca había escuchado sobre los segundos. Contesta que son seres  amorales, lo que yo agrego nietzscheanamente que están “más allá del bien y el mal”.
Como la presencia se hace muy fuerte e incómoda, BS reitera su procedimiento para entablar contacto.
 
Luego de cinco minutos, y ya con los ojos abiertos, me señala:
-          Quien está aquí me dijo que se llama “El que rige los secretos del Gran Abismo”.  Ante mi pregunta qué hace aquí, me respondió  que simplemente “observaba”.
En esos momentos, un elemento se incorporó al clima extraño y denso: La lámpara tibetana, sin mediar una ventana o puerta abierta, empezó a balancearse…
No puedo negar que sentí miedo.
El vaivén cada vez se hizo más intenso y con BS nos mirábamos con asombro.
Fue en ese instante que mentalmente solicité que todo acabara, pues no me estaba agradando.
En pocos segundos, el movimiento de la lámpara baja y cuando termina también la luminosidad del armario se acaba… También la sensación de que alguien nos observaba declina, por fin.
Extraordinariamente, luego de minutos de gran tensión todo vuelve a la normalidad, y tal como se inició, los dos decimos la misma palabra:
-¿Sientes?
Una leve sonrisa esbozamos y comentamos todo lo sucedido ya más calmos.
BS me pide un papel y lápiz y hace un dibujo muy simple. Me dice que así es el misterioso ente que estuvo junto a nosotros hace un rato. Era un rostro con diamantes o una figura similar por ojos y con un turbante oriental. (A veces pienso en ese personaje del cual habla Lovecraft, el loco árabe Abdul Alhazred…).
¡El es “El que rige los secretos del Gran Abismo”!
Mi amigo me pregunta por la ahora, pues debía ir a su hogar. Le indico las 12:10 pm. Se ríe y me dice:
-Sí, es lógico que esto haya ocurrido pues todo acaeció en el umbral que va de lunes a martes, y los martes como los viernes son los días de los brujos y lo “paranormal”.
Mi amigo se despidió.
Como dato final debo agregar que en esa pieza solían ocurrir hechos extraños… y casi siempre relacionados con el armario.
Un amigo rumano que vino a Chile por un mes y a quien por solicitud mía  mis padres le prestaron el dormitorio (yo ya estaba casado y vivía en otra comuna), un día me preguntó qué había en el armario. ¿Por qué le pregunté? Me contó que de allí provenían extraños ruidos, que le impidieron  dormir bien una noche.
Sonreí y le conté esta historia…